Volando voy, volando vengo

El último día en Menorca fue raro, ya que aún estaba como anestesiado, sin creerme que era el día de la partida, hasta que no pasaron las horas y me encontraba dentro del avión no me lo llegue a creer. Mis tres compañeras y yo nada más bajar del avión decidimos dirigirnos al centro de la ciudad para no tenernos que quedar encerrados dentro del aeropuerto. Gracias a esta decisión, Maria se pudo encontrar con su hermano que no lo veía desde antes de navidades y el fue quien nos paseo por toda Barcelona hasta acabar en un pequeño parque donde nos sentamos a comer, más tarde pude encontrarme con mi familia que vive allí y Cristina con una de sus mejores amigas que fue a estudiar allí. Una vez que nos despedimos de todas estas personas volvimos a ir al aeropuerto donde un avión nos llevo hasta Pisa, que por suerte una amable mujer que trabajo como profesora nos llevo hasta lo que sera nuestra casa durante una temporada.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Primeras pinceladas

Dos de cuatro